miércoles, 19 de marzo de 2014


EL PROCESO FORMATIVO  I


La forma es la relación entre la actividad metabólica (sentimiento, instinto, deseo, impulso) y la acción. La forma corporal es la contención de sentimiento, metabolismo celular (dentro) y acción (fuera). La acción está directamente relacionada con la percepción de la realidad, es decir con lo que existe en el mundo. Una vez que el organismo decide actuar, adopta su propio principio de realidad.
Stanley Keleman.El amor, una visión somática, Edit Desclée de Brouwer, S.A., Bilbao 2001


W. Reich, se refería a lo divino como esa parte instintiva e innata que llevamos dentro y que nos impulsa a la expansión, la búsqueda del conocimiento, el movimiento vivo y la creatividad. Y a lo diabólico como lo que impide que esa potencialidad se desarrolle, al habernos dejado “poseer” (introyección) por unos  modelos conductuales basados en la represión de lo vivo, en la inmovilidad y en la resignación.
Xavier Serrano Hortelano.La pareja ¿proceso alquímico o institución perversa? Al alba del siglo XXI, Publicaciones Orgón de ES.TER Valencia 2001



























 
 






 
 











En el proceso de la vida, en lo vivo, está implícita la fuerza del amor, la relación fecunda entre los dos principios polares que posibilita la generación del universo, de la naturaleza espacio temporal en la que es posible la manifestación de la vida. Cuando hablamos del aprendizaje del amor solemos referirnos a la etapa de crianza del animal humano, a la relación primaria materno-filiar (la pareja básica que diría Casilda Rodrigáñez), pero lo cierto es que la necesidad de fusión, de encuentro, de cooperación, de galanteo, etc, lo podemos encontrar en la intimidad de la célula eucariota, donde se da la simbiosis de las mitocondrias  o los cloroplastos  con la propia estructura celular, estos orgánulos celulares fueron en otro tiempo entidades vivas independientes, que en la actualidad continúan portando su carga genética propia. La necesidad de encuentro y fusión fue la que indujo a la asociación de células para formar organismos mayores con mayor complejidad. La danza del galanteo y la seducción la vemos reproducirse en el encuentro entre los espermatozoides y el óvulo, y esa misma energía que lleva al encuentro y a la creación después se muestra en el animal humano, aprendiéndose a través de la relación con la madre y las principales figuras de apego y en general en la crianza.  La espontaneidad primaria se mantendrá si  se apoya el proceso natural en sus diferentes fases si no se dará lugar a distorsiones de la forma, lo que W Reich llamo la coraza caracterológica.

En suma nacemos para el gozo, para el placer, y el displacer o el sufrimiento nos contrae creando limitaciones y restricciones en la forma. Como dice S. Keleman somos bombas pulsantes, estructuras formadas por conductos verticales que trasportan materias solidas, liquidas, gaseosas y también energía, a lo largo de esa verticalidad se localizan segmentos horizontales, perpendiculares a la columna vertebral (las fajas de la coraza de Reich) que conforman diafragmas anatómicos céfalo-caudales que actúan a modo de válvulas, facilitando el paso de los materiales o dificultándolo si tienen restricciones. Sobre estos diafragmas se localizan los centros energéticos tradicionales (chacras hindúes).

Las fuerzas que envuelven el galanteo y la concepción son importantes a la hora de calibrar la carga energética que portará el embrión, por eso el brujo yaqui D Juan (Carlos Castaneda) dice que “la cogida”, el acto sexual en sí, es fundamental para entender el potencial de un ser humano.

A. LOS TIPOS CONSTITUCIONALES

Desde el principio nuestra biología nos condiciona, la carga hereditaria influye en el desarrollo de las tres capas embriológicas y ya cada animal humano tiene una ciertas potencialidades dependiendo de la capa embriológica que predomine en él. Normalmente siempre hay una o dos capas que nos caracterizan y explican nuestras tendencias naturales y espontaneas, si nos dejaran ser.
La tipología constitucional en base a las hojas embrionarias se basa en los tres somatotipos que formuló el precursor de la tipología constitucional, William Sheldon, el siglo pasado y que retoma  Stanley  Keleman en sus estudios de la anatomía emocional y en su práctica terapéutica desde la perspectiva de la psicología somática:

1.     Ectomorfo, cerebrotonico o cleptosómico.
2.     Mesomorfo, somatotónico o atlético.
3.     Endomorfo, viscerotónico o pícnico.

  1.   Ectomorfo

 Destaca el desarrollo de la lamina ectoblástica, de ella se desarrollara principalmente el sistema nervioso y la epidermis. Son de aspecto longilíneo y parece que el peso de su cabeza  les produce cifosis. La disposición de est@s individu@s es reactiva, nerviosa y atenta. Hacen contactos esporádicamente, estableciendo relaciones y abandonándolas. El funcionamiento mental y la información sensorial dominan sus vísceras. Resuelven los conflictos  con la no confrontación.

2.      Mesomorfo
 Destaca el desarrollo de la lámina mesoblástica, de ella se desarrollará principalmente todo el sistema músculo-esquelético y el sistema vascular. Son personas de aspecto cuadrado, de piernas y brazos cortos, tienen el pecho grande así como el corazón y los huesos. Sobresale su tórax. Tienen una fuerte orientación a la acción, son activ@s y entusiastas. Son del tipo del guerrer@ combativ@. Resuelven los conflictos mediante una acción eficaz y con expresiones rápidas y poderosas

3.      Endomorfo

 Destaca el desarrollo  de la lámina endoblástica, de ella se desarrollará principalmente el tubo digestivo. Tiene mucho abdomen, con órganos de digestión provistos de un buen volumen visceral. Tiene forma de pera, grandes pectorales y pelvis ancha. Tienen cambios de humor, son cálid@s y extrovertid@s, con tendencia a la depresión y a la euforia. En la resolución de conflictos pueden parecer  lent@s, tienen mucha paciencia.

Aunque ninguna de estas constituciones es pura, son las tres que se dan y tod@s nacemos con una predisposición genética hacia alguna de ellas. Sepámoslo o no, cada un@ de nosotr@s tiene una cierta predisposición somática. Así pues, casa persona, mantiene una triple conversación a un  nivel fundamental: ¿Debo percibir y reunir información, debo esperar a digerirla, o debo empezar a actuar inmediatamente?, ¿Resuelvo un problema por medio de la actividad, la absorción o la paciencia?

El tipo corporal es una señal de la herencia constitucional y nos proporciona la condición profunda de nuestra manera de pensar, aunque no nos demos cuenta de ello. Los tipos constitucionales ecto, meso y endo tienen un código interno que los mueve en cierta dirección vital. Generalmente el tipo constitucional de l@s p/madres se refleja en sus hij@s. Algun@s hij@s, sin embargo, aprenden a actuar como el tipo constitucional de sus p/madres, aunque ell@s no poseen estas características. El factor definitorio  no es tipo corporal de lo/as p/madres, sino el comportamiento exigido en la familia.

Cuando se piensa en términos de tipo constitucional se deben evitar los estereotipos habituales, como la idea de que los machos son enérgicos (mesomórfos) y las hembras receptivas (endomórfas)

El tipo constitucional afecta a la forma de expresar y recibir amor, pero también nos afecta el tipo de cuidado y atención que vivimos durante las etapas del crecimiento. Las alteraciones del pulso amoroso en cualquiera de las etapas causan las pasiones y adicciones que persiguen a quienes no son amad@s o lo son incorrectamente. El tipo constitucional determina lo que un/a  niñ@ busca cuando crece. Se pueden dar situaciones contradictorias como las siguientes:



  •         A un/a  ectomorf@ que busca soledad e introspección se le puede ofrecer estar con los demás o actividad.
  •          A un/a endomorf@, que necesita estar con los demás, le piden que este solo o que salga a hacer un deporte.
  •        Al/la mesomorf@  que necesita una confrontación de fuerzas, le dan paz familiar o por el contrario aislamiento.


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